HISTORIA SOBRE OYA

Historia.

 

En este camino Oyá se llamaba aguadai iya, y  Olófin le había dado un gran secreto para que todo el mundo la respetara y viviera bien en su tierra que se llamaba iwade inle. Obbatalá siempre iba a darle consejos y un día le llevó un collar pintado de rojo y blanco y le dijo que con ese collar estos dos tarros y esta piedra, tendrás una gran defensa y todos te respetarán, Oyá se puso muy contenta y le dio Moforibále a Obbatalá y se puso a cantar:

 

baba ashe bo ashe iña ashe bo ashe.

 

Obbatalá le echó la bendición y le dijo que respetara bien este secreto y que cuando viera a alguien que estuviera haciendo alguna ceremonia con carnero, que no se acercara por allí.

 

Oyá presumía de sabia y en la tierra iwade inle todos vivían bajo su terror.

 

Un día Orúnmila llegó a la tierra de iwade inle notando de cierta manera que Oyá  lo despreciaba, por lo que se fue de allí preocupado por la acción de ésta. En el camino entrando en la tierra de obbá ishe se encontró con Shangó el cual le dio Moforibále a Orúnmila preguntándole lo que le pasaba, Orúnmila le relató lo sucedido con Oyá. Cuando Orúnmila se encontró con Shangó, éste llevaba una cadena en la mano y en la otra un coco pintado de blanco con el Odu de osakuleya pintado con osun. Shangó le dijo a Orúnmila el problema con Oyá lo resuelvo yo ahora mismo y fue a iléoke a hablar con Olófin. Shangó subió a iléoke y empezó a cantar:

 

Baba olófin omó siwayú, olófin moyára ifá omoyáre.

 

Olófin que oyó el canto salió y le preguntó que era lo que quería Shangó, y éste le contó todo lo que Oyá había hecho a Orúnmila, agregando, yo me voy a vengar, Olófin le replicó: Tu nunca me has dicho una mentira, pero yo no creo eso de Oyá, entonces Shangó molesto le contestó que él se lo iba a probar.

 

 

Shangó fue para donde estaba Orúnmila y le dijo:  quiero que me hagas Ebbó con estas cosas que te traigo, y verás lo que sucede. Obbatalá estaba a casa de Orúnmila cuando estaban haciendo el Ebbó y le dijo a Shangó: Quiero que tu sepas que Oyá es mi hija, es señorita y que la respetes, Shangó no contestó nada, salió caminando y entró en la tierra de iwade inle y en el medio del monte abrió un hueco y echó dentro el Ebbó, cogió un coco en la mano pasándole la mano a la carnera y cantó.

 

Oyá siweire omó laoyo umbo oyá siweire omó anya Shangó.

 

 

Oyá que escuchó esto tan bonito se preguntó: Y quien me estará llamando, y salió para el monte a buscar quien era. Oyá vio a Shangó que soltó la carnera, agarrándola Oyá y pasándole la mano se la llevó a Shangó, éste puso el coco en el hueco y le dijo a Oyá: Limpia bien tu cabeza con la carnera, lo cual hizo Oyá y después le dio la carnera a la tierra echándole también al hueco, quedando Oyá privada, momento que aprovechó Shangó para ofikale trupon, quedando en estado. Le quitó los dos ogue y los guardó junto con el collar rojo y blanco, después limpió a Oyá con las dos gallinas del Ebbó y se las dio a la tierra y Oyá  volvió en sí, Oyá se fue sin darse cuenta de nada.

 

A los tres meses se sintió mal y fue donde estaba Obbatalá a quien le contó lo que le había pasado, éste le dijo: Me faltaste el respeto y ahora hasta que tú des a luz esperarás a que ese hijo tenga 7 años, lo llevarás al pié de Orúnmila para que le hagas Ifá, porque si no no recuperarás la suerte.

  1. Oyá salió por todas partes preguntando por Shangó, y nadie le daba cuenta de éste. Dio a luz y a los 7 años llevó al hijo al pie de Orúnmila y éste le vio este Ifá osa kuleya. Orúnmila  le dijo: Para que Ud. recupere todas las fuerzas y la suerte, tiene que hacerle Ifá a Tú hijo. A los siete día se apareció Shangó porque Orúnmila le había mandado a buscar. Shangó no quería ir pero Olófin le dijo que fuera. Shangó llegó al pie de Igbodun y Orúnmila le entregó una jicotea macho (ayapa tiroko), y Shangó se la comió y le dijo a Oyá, ya estas perdonada de la falta que cometiste con Orúnmila y aquí tienes el secreto de y tu defensa.
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